Lugares comunes
por Baudelio Camarillo
Poema de los lugares comunes
Escribir poemas de amor no trae comida a casa, me han
dicho desde siempre.
Y yo, que he usado mi inteligencia y mi corazón
y mi memoria, y he gastado mis vísceras para escribir un verso
y no para ganarme el pan de cada día
siento tristeza por aquellos que alguna vez confiaron
en mi sabia elección.
Debí haber dedicado mi juventud a hacer fortuna,
a labrarme un destino promisorio,
a procurar el bien y devolver con creces lo prestado.
Después, si aún queda tiempo, podrás dedicar la tarde
a escribir versos: la vida es real, decían.
Y ahora pido perdón a quienes desoí,
a la madre Fortuna que se quedó esperando la fuerza de mis brazos,
a mi Musa ahora enferma,
a mis hijos raquíticos que me miran con hambre:
y cuando digo hijos
quiero decir mis versos que aún intento
escribir.
*
Una lechuza
La experiencia más hermosa que podemos
tener es el misterio. Quien no la conoce, y no se
puede maravillar, vale tanto como un muerto.
Albert Einstein
El día que cumplí 45 años apareció
en la puerta de mi casa una lechuza moribunda.
Caída la cabeza, apretadas las garras, de cuando en cuando
abría sus ojos mirándonos con odio:
reconocía en nosotros a aquellos que buscaban
negarle la entrada al paraíso de los pájaros.
Y en verdad mis hijos y yo intentamos reanimarla agitando sus alas,
soplándole aliento por el pico
pero apenas hubo probado un trozo minúsculo de carne,
murió.
Yo creí muchos meses que era alguna señal
de que iniciaba un tiempo de penumbra
pero volví al trabajo, a mi rutina diaria, y pasaron
de ese modo los años
y mis hijos crecieron y se fueron, y parece que nada
quedó fuera del abismo de los días cotidianos.
Nada
ni antes
ni después.
Nada, salvo aquella lechuza que cayó
a las puertas de mi casa el día de mi cumpleaños.
Oigo aún su último
graznido.
*
Pensamiento 15
A Vicente Quirarte
Caminar toda la tarde por un paisaje nuevo.
Caminar, caminar, caminar, ni emocionado ni indiferente,
y de pronto el hallazgo,
la pepita de oro a ras de tierra:
La lluvia es de todos.
Pero sólo a los iniciados les moja el corazón.
Luego llegó la noche.
He caminado mucho tiempo iluminado
por esas palabras.
© Baudelio Camarillo, del libro Cuerpo bajo las aguas (Los Otros Libros, 2023)

Baudelio Camarillo nació en Xicoténcatl, Tamaulipas en 1959, una madrugada de tormenta y río crecido. Realizó estudios de licenciatura en Ciencias Sociales en la Escuela Normal Superior de Aguascalientes y perteneció al taller de la Casa de la Cultura de Celaya en la década de los 80. Su primer intento por ser poeta queda reflejado en el breve poemario Espejos que se apagan (Praxis/Dos Filos.UAZ, 1989). Después apareció La casa del poeta y otros poemas (Cuarto Creciente, 1992); En memoria del reino (Joaquín Mortiz, 1994) del que existen siete reediciones, una traducción al francés y otra al inglés; Huerto infantil (Gobierno del Estado de Querétaro, 1996); Poemas de agua dulce (Praxis, 2000); La noche es el mar que nos separa (Ediciones La Rana, 2004); La luna en el agua. Antología (ITCA, 2015) y Al fondo está la noche (Capítulo Siete, 2018). Entre los reconocimientos que ha recibido se encuentran los Juegos Florales de San Juan del Río, Querétaro (1990); el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes (1993) y el Premio Nacional de Poesia Efraín Huerta, Guanajuato (2004). Ha sido miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.

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