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Un hilo es el que comienza al mundo
Bombyx Mori, de Marjha Paulino

De niña me enseñaron que, si hay agujeros, se zurcen los calcetines y que el mejor regalo de bodas es una cobija tejida. Sin que nadie lo dijera, supe que los hilos guardan secretos. Mi abuela se sentaba junto a la ventana, dos agujas en sus manos. En el piso, mis tías y mi madre deshacían madejas, acomodaban lanas por colores, se contaban cosas en voz baja. Esa escena me volvió, repentina, mientras leía Bombyx Mori, el poemario de Marjha Paulino.

Hilando las palabras, Marjha nos habla de un oficio, sí, pero sobre todo de un linaje. Habla del gusano de seda —el bombyx mori, blanco y silencioso—, que transforma su cuerpo en hilo y, con eso, todo se teje: la historia, la identidad, el cuerpo, la memoria.

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me siento como un gusano de seda

enredada entre las hebras

de mis palabras 

convertida en capullo

hecho del hilo

más colorido

El poemario está dividido en dos partes: "Cabecera de la urdimbre" y "Urdimbre". Estos títulos evocan fases fundamentales del telar y del proceso de tejido (la urdimbre son los hilos verticales sobre los que se teje la trama). La primera parte parece centrarse en los preparativos, los orígenes y los fundamentos del tejido, con poemas que abordan la llegada de los hilos, su separación, el inicio del mundo a través de un hilo, la importancia de los colores y las reglas del telar. 

Mis manos alinean los hilos

uno a uno caen en mi mano

su caída es como el río

que baja por la montaña

la voz que nunca calla

que habla el lenguaje del agua

La segunda, probablemente profundiza en el proceso mismo, la conexión de la tejedora con el telar y los hilos, la transmisión del conocimiento, y las experiencias de vida ligadas al acto de tejer, metáfora central que permea toda la obra.

Nos sentamos a la misma hora

al mismo tiempo

como si fuéramos la copia de la otra

amarramos el telar de una columna

el lazo ajustado a mi cintura

me abraza por horas

creo que nadie en la vida 

me ha abrazado nunca tanto

Este poemario eleva una práctica tradicional a una dimensión existencial y espiritual, pone en valor la sabiduría transmitida de generación en generación por las maestras tejedoras, reconociéndolas no sólo como artesanas, sino como «poetas» y «guardianas de la historia». El tejido es presentado como una forma de «artesanar, arteluchar, artevivir, arteexistir», una resistencia consciente frente a la mercantilización, la explotación del trabajo artesanal y la falta de comprensión de su verdadero valor y el tiempo invertido en cada pieza. Los huipiles que Marjha describe son refugio, casa, historia, alma. 

El poemario está atravesado por esa otra hebra: la resistencia. El telar no es solo herramienta, es escudo. No se trata de hacer artesanías, sino de preservar lo que somos. 

El orden en el que comenzamos importa

una va trazando el camino

que la otra sigue

rayamos sobre los hilos extendidos

una marca con un lápiz

puede ser una crucita, un pequeño guion,

una tacha

es importante la marca

o si no, una se puede desviar del camino

mamá ya no la sigue

la guía la tiene bien metida en la cabeza, me dice

yo no puedo improvisar

aunque sea una línea rascuache

es indispensable para que yo

pueda seguir encontrándome

Hay versos que hablan del territorio —Usila, los ríos, los cerros— como si fueran parte del telar y es que, lo son, porque para tejer hay que estar enraizada, aunque se viaje kilómetros con los huipiles bien doblados y envueltos «como si fueran mis niños». Y como en todas las casas donde se teje, en Usila también hay reglas. «Los hombres no pueden ver cuándo tendemos los hilos», dice una mujer. 

La vida entre estos cerros

se pasa diferente

el sol se pone dos veces 

si aprendes a verlo bien

las historias de los jaguares también son ciertas

todavía andan algunos por aquí en la selva chinanteca

el hombre que se enfrentó a uno en completa oscuridad

y que vendió la piel del felino por dos mil pesos

era un amigo mío

las historias de los gigantes ocultos entre los árboles también

¿cómo es que caen los frutos enteros si nadie los pone

tiernamente en el suelo?

Bombyx Mori me dejó con una certeza: hay libros como éste, que uno no puede cerrar sin pensar en su propia trama. Marjha Paulino ha tejido un poema largo con muchas voces, muchas manos, muchos silencios. Y ha hecho con eso una hamaca donde podemos recostarnos todas. Mi abuela decía: «hija, enreda el hilo con calma, que si se jala de golpe, se revienta». Este libro, como sus versos, se lee así: con calma, con respeto, con amor y con memoria.

 

Bombyx Mori, de Marjha Paulino (Valparaíso Ediciones , España, septiembre de 2024)

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Narradora, editora e impresora de cuarta generación, Ana Paulina Calvillo nació en la Ciudad de México en 1974 y radica en Guanajuato capital desde finales del siglo XX, donde realiza proyectos culturales y de promoción a la lectura y es directora editorial de Los Otros Libros. Cuentos suyos forman parte de la antología Palabra Germinales (Ediciones La Rana, 2002) y Premios de Literatura León 2020 (Instituto Cultural de León, 2020). De su producción dramática publicó Los Reyes (Los Otros Libros, 2020) y es autora del libro de cuentos Marca de agua  (Ficticia, Ediciones La Rana, 2023)

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